30 DE JUNIO, DÍA DE LA MANZANILLA

     Llega el buen tiempo a Sanlúcar de Barrameda, días de largos atardeceres llenos de colores, azules y dorados, tiempo caluroso y fresco en la tarde. Es la temperada perfecta para la maduración de uno de nuestros manjares, es tiempo mimar nuestro sello de identidad, nuestra MANZANILLA.
     Con la llegada del verano y las altas temperaturas, llega el tiempo de maduración, de un fruto milenario que unos siglos atrás fue transformado en lo que hoy conocemos como nuestra MANZANILLA. De color dorada y de aroma fuerte e intenso, la MANZANILLA es quizás uno de los vinos más curiosos que puedan degustarse. La MANZANILLA nace, pero nunca muere, su madre perdura en el tiempo y es una eternidad echa flor, tan arraigada en nuestra tierra que es incapaz de emigrar, y solo en Sanlúcar de Barrameda la MANZANILLA es capaz de madurar.
     Bodegas con siglos de solera y otras con tanta historia, pero todas con una cosa en común, la crianza de este preciado caldo que comienza con su vida en el campo, en tierras de albariza. Todo comienza cuando los viñedos nos regalan una magnifica variedad de su fruto, la  Palomino Fina, una uva quizás no tenga una alta belleza exterior, pero eternamente bella en su corazón. A mediados del mes de Agosto, cuando quizás nuestra MANZANILLA sea descubierta por los paladares más remotos en las frescas tardes veraniegas, es recolectada por esos fuertes jornaleros. A pleno sol y con un gran esfuerzo llega el fruto a las bodegas, donde es recibida de forma de forma urgente, pues la MANZANILLA ya ha comenzado de forma natural su proceso. Llega el momento de sacar el jugo, que será almacenado en grande vasijas para comenzar su proceso, proceso que finalizará una vez llegue el otoño.  Es por allá por el mes de Noviembre cuando el caldo va tomando su forma y en forma de mosto, la cosecha del año puede ser degustada, siendo entonces la mejor cata donde decidir la calidad de la temporada. De esas enormes vasijas pasan a las gradas, aquellas botas colocadas de forma escalonadas donde cada una tiene su función, y donde entra en funcionamiento la tradicional crianza en soleras, donde pasaran el duro invierno, donde poder reposar en la más estricta tranquilidad, a la luz de la penumbra y de las noches de tormenta. Llegan los olores, incienso, azahar, a brisa del mar y a fresca primavera, llega el tiempo de jolgorio y fiestas populares, donde la MANZANILLA toma su trono y gobierna en cada rincón de las ferias.
     Ese es el proceso que cada año desde hace ya cientos, en el que este preciado caldo de color dorado, toma su nombre, el de MANZANILLA, única e inimitable, tan difícil de criar fuera de nuestra tierra que ni siquiera la industria china ha sido capaz de copiar ni siquiera.


                     ¡¡¡ FELIZ DÍA DE LA MANZANILLA ¡¡¡


                                   Sanlúcar de Barrameda, 30 de Junio de 2016. 








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